Me gustaría gritarte, con toda la serenidad del mundo, que a partir de hoy ya no soñaré contigo ni afectarás mi vida de manera alguna.
Me gustaría enfrentarte y decirte que nunca me hiciste llorar ni me hiciste estremecer con tus desplantes...
Pero no puedo evitarlo...
En mis sueños no soy reina y ya no tiene sentido hablarte de cuestiones del pasado.
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