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lunes, 25 de abril de 2011

Él era mío...

Él era mío. Mío y sólo mío.
Yo sabía que si lo miraba a los ojos, podía ver mi reflejo.
Y que me miraba. Que de verdad existía delante suyo.
Era mío. Pasado. Ya no presente.
Menos todavía, futuro.
Recuerdo todavía sus abrazos y sus sonrisas.
Extraño sus "te quiero".
Anhelo sus cariños.
Una mañana se fue. Sin aviso. Sin despedida.
Era mío. Mío y sólo mío.
Ya no más.
Lo llamo a veces, por buena masoquista que soy.
Lo llamo y me responde.
Seco, frío, distante.
Como si yo molestara.
Como si fuera un peso de más,
un sobrecargo...
La escucho a ella,
está a su lado, puedo sentirlo.
Él la mira, seguramente,
y le promete en susurros que yo ya no llamaré,
mientras yo hablo y hablo...
Él no escucha en verdad.
Ya no es ese que conocía...
Digo adiós y corto.
Y explota el llanto.
Era mío. Mío y sólo mío.
Ya no me pertenece.
No me quiere ni me piensa.
Aceptar su pérdida me desgarra. 
Tolerar que no me recuerde, eso es lo peor...

1 comentario:

Génzul dijo...

No se porque, pero extrañamente al principio mientras leía tuve la sensación como si estuviera leyendo una canción je... no me preguntes el porque, no lo se.

Bueno, aparte me encanto este en especial, me hizo recordar algunas cosas similares por el cual pase. Pero bueno, esta muy bueno verdaderamente.